Se que a todos nos gustaría tener una bola de cristal. Los empleos y el entorno se están trasformando a tanta velocidad que da vértigo plantearse cómo mantener nuestra empleabilidad o cómo orientar a nuestros hijos en relación con lo que deben estudiar. Pero la única verdad es que nadie puede predecir qué pasará, aunque no por ello debamos obviar lo que ya conocemos. Sí, la digitalización ha irrumpido en nuestro hogar y en nuestro trabajo cambiando muchas cosas.

¿Destruirá empleo la digitalización?

Pero ¿nos quedaremos sin trabajo a causa de la digitalización? Yo creo que no. El mundo se trasforma y nosotros también, pero no te preocupes, no tienes que convertirte en un robot. Más bien todo lo contrario. Piensa en las siguientes cuestiones: ¿qué te hace único?, ¿qué harás siempre mejor que un robot? La respuesta es fácil. Simplemente ser lo que eres, un ser humano.

Está claro que no sé lo que deparará el futuro, pero sí veo una nueva tendencia que me encanta: la “sobre humanización” de las organizaciones. Es decir, poner en valor cualidades de empleabilidad y destacar aspectos que solo los humanos somos capaces de hacer (escuchar, empatizar, liderar, negociar…). Hoy más que nunca, aquello que siempre hemos considerado las soft skills remplazan a las tan buscadas en tiempos anteriores hard skills.  

Las hard skills representaban ese conocimiento que nos hacia únicos. Es cierto que el saber no ocupa lugar, pero cada vez es menos diferencial frente aquellas cualidades que nos ayudan a brillar en entornos tan cambiantes e inciertos.  Es decir, frente a dos candidatos con el mismo grado de conocimiento, triunfará el que tenga mas cualidades de las llamadas soft.

Perfil que buscan las empresas en el trabajador del futuro

Las empresas, al igual que la sociedad, necesita personas resilientes. Con características tan intrínsecas al ser humanos como el optimismo. Personas que se adapten rápidamente al cambio, que inspiren, escuchen, ayuden, trabajen en equipo, que tengan iniciativa y sean capaces de innovar.  Que entiendan que no se les paga por trabajar sino por aportar valor.

Con esto no quiero decir que la digitalización no transforme nuestro trabajo. Vaya, que se lo digan a los taxistas con la entrada de Uber. Por supuesto que las cosas irán cambiando. Sin embargo, como seres humanos siempre hemos experimentado transformaciones. Nos hemos adaptado a las nuevas circunstancias y hemos seguido adelante.

Otro buen ejemplo de la capacidad de adaptación, para que se nos vaya el miedo al futuro que nos depara la digitalización, es lo sucedido al irrumpir en el mercado el vehículo a motor. ¿Cómo afectó esto a los cocheros y sus caballos? Pues, como en todo, algunos se reinventarían y otros desaparecieron. 

El futuro no se puede parar, pero sí podemos replantearnos qué nos pide este nuevo entorno. Nuestro objetivo será el de sobrevivir a el de la mejor manera posible. En mi opinión, el nuevo cambio que conlleva la digitalización nos da la oportunidad de centrarnos en lo que mejor sabemos hacer. Tenemos que ser seres humanos que se preocupan por su crecimiento y evolución, por ser mejores día a día y encargarnos de ayudar a los demás. De esta manera, gracias a esta actitud, estaremos creando entre todos entornos de alto rendimiento.

Las 6 competencias del futuro

La digitalización de la sociedad física y empresarial requiere personas con características determinadas. Diversos estudios subrayan las siguientes características como las competencias del futuro:

  • Crear Sentido. Es la habilidad para detectar el sentido de algo más profundo de lo propiamente expresado o el sentido que una persona da a la experiencia individual o colectiva.
  • Inteligencia Social.  Habilidad que tiene un individuo para relacionarse con las demás personas de una forma asertiva y empática. Cuando alguien posee esa capacidad se comunica de forma más eficiente y es capaz de gestionar las emociones para conseguir aquello que quiere del entorno social.
  • Pensamiento adaptativo. En este apartado se hace referencia al aprendizaje continuo. Es la capacidad de desafiar nuestras propias creencias para obligarnos a actuar, replantearnos los conceptos, adecuarnos y reaccionar al cambio con mayor resiliencia.
  • Adaptación cultural. Se trata de la capacidad de entender y comprender diferentes formas de pensar, culturas y lenguajes. Esta habilidad dota al ser humano de mayor empatía, facilitándonos la tarea de encontrar soluciones en un entorno multicultural.
  • Competencias transversales. Es la capacidad de entender y solucionar un problema utilizando competencias trasversales.
  • Mentalidad de diseño. Se compone de nuestra visión y las herramientas que utilizamos para ser más creativos.

Estas 6 competencias, en combinación con las capacidades cognitivas o la habilidad de trabajar con equipos virtuales son lo que la mayoría de los expertos marca como fundamental para desarrollar con éxito un trabajo en el futuro.

Sin afán de profundizar mucho en ellas, al leerlas siempre me surge la misma duda: ¿esto dónde se estudia? No sé vosotros, pero a mí como madre me interesa que mi hijo las pueda desarrollar. Y es precisamente aquí donde surge el gran paradigma.

Por supuesto que estas habilidades se pueden trabajar en el día a día en el colegio, las universidades o la familia. Sin embargo, la mayoría de ellas hacen referencia a cómo reaccionamos frente al entorno: cómo lo interpretamos, cómo nos relacionamos y cómo gestionamos lo aprendido, no desde el punto de vista del conocimiento sino de pensar adecuadamente y relacionarnos con los demás de la misma manera.

Es precisamente aquí donde enlazo con lo que para mí es importante. En un mundo tan acelerado donde debemos avanzar e innovar transformándonos constantemente para adaptarnos a las nuevas realidades, lo que se necesita son personas que asuman la responsabilidad de sus trayectorias profesionales, acciones y conocimiento.

Personas que quieran inspirar, respetar, aprender y esforzarse para entender, avanzar y adaptarse a entornos y personas diversos.  Ni que decir tiene que todo esto es solo la guinda a nuestros estudios e idiomas aprendidos. La digitalización conlleva una oportunidad para desarrollarse profesionalmente que ninguno de nosotros podemos dejar escapar.


 

Nekane RodríguezNekane Rodríguez de Galarza
Managing Director, Global Affiliates, LHH

 

 

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