XI Monitor Adecco Salarios

Introducción Informe de Salarios 2025

Una década después de la crisis financiera y tras una pandemia global que redefinió las reglas del juego en el mercado laboral, el salario vuelve a ocupar un lugar central en la agenda económica, social y política de España. En 2025, con una inflación moderada pero persistente y una economía que parece crecerá a un ritmo del 2,5%, el debate sobre los sueldos no solo interpela a trabajadores y empresas, sino que traza líneas de tensión entre modelos de competitividad, justicia social y sostenibilidad empresarial.

“No se trata solo de ganar más, sino de vivir mejor” pronunciada por un joven, frase que resume bien el espíritu que atraviesa este Monitor: el salario ya no es una cifra aislada, sino el reflejo de un ecosistema complejo donde confluyen productividad, tecnología, estructura empresarial, demografía y nuevas expectativas vitales.

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La recuperación incompleta del poder adquisitivo

En 2024, el salario medio en España creció un 3,9% hasta alcanzar los 1.988 euros mensuales, según los datos de la Seguridad Social. Aunque esta cifra supone una mejora respecto a años anteriores, el poder adquisitivo aún está lejos de los niveles de 2019. La inflación, que cerró 2024 en el 2,8%, ha sido un freno silencioso para la mejora real de los salarios.

La ganancia de poder adquisitivo ha sido desigual: mientras que en comunidades como Madrid, Navarra o el País Vasco los salarios han crecido por encima del IPC, regiones como Extremadura o Canarias han visto cómo los sueldos perdían fuerza frente a la subida de precios.

La brecha juvenil: una generación estancada

Uno de los datos más preocupantes es el estancamiento salarial entre los menores de 30 años. Según un reciente informe de la Fundación PwC y el Círculo de Empresarios, los jóvenes son el único grupo de edad que no ha recuperado su nivel salarial desde la crisis de 2008. Mientras el salario medio ha subido un 18% en los últimos 15 años, el de los jóvenes apenas supera los 1.100 euros mensuales.

La precariedad, la sobrecualificación y el retraso en el acceso a empleos estables lastran sus perspectivas. Esta brecha no solo afecta al consumo y al ahorro, sino que tiene efectos directos en la natalidad, el acceso a la vivienda y la sostenibilidad del sistema de pensiones.

Salario mínimo y pymes: una tensión estructural

El aumento del SMI a 1.184 euros en 2025 representa un incremento acumulado del 80,7% desde 2016. Esta medida, que ha contribuido a reducir la desigualdad en los tramos más bajos, ha generado tensiones significativas en el tejido empresarial, especialmente en las pymes.

La patronal CEPYME advirtió de que el SMI ya equivale al 61,8% del salario medio neto a jornada completa, superando el umbral del 60% recomendado por la UE. En 42 provincias y 13 autonomías, el salario mínimo es superior al 70% del salario medio en las empresas más pequeñas, lo que limita su capacidad de contratación e inversión. Asimismo, un reciente estudio de Fedea muestra que en microempresas con menos de cinco empleados, la subida del SMI ha provocado una caída del 4,5% en el empleo y un aumento de los contratos a tiempo parcial y temporales, deteriorando la calidad del trabajo.

Tecnología, IA y nuevas brechas salariales

La revolución tecnológica está generando un nuevo tipo de desigualdad: la brecha entre quienes pueden adaptarse a los nuevos perfiles digitales y quienes se quedan atrás. Según un informe de PwC, el 49% de los trabajadores cree que la inteligencia artificial (IA) aumentará sus salarios. Pero esta percepción está concentrada en sectores como la ingeniería, la programación, el análisis de datos o la ciberseguridad.

Por el contrario, en sectores intensivos en mano de obra o tareas repetitivas, como la hostelería o los servicios auxiliares, la automatización está ejerciendo una presión a la baja sobre los salarios. Esta dualidad amenaza con ensanchar la brecha salarial entre trabajadores con y sin competencias digitales.

Negociación colectiva y seguridad jurídica

La negociación colectiva ha permitido acordar incrementos salariales del 3,3% de media, pero solo un 27% de los convenios incorpora cláusulas de garantía salarial vinculadas al IPC. La ausencia de mecanismos automáticos de actualización deja a muchos trabajadores expuestos a la inflación.

El V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva ha sido un paso en la buena dirección, pero persisten retos como la fragmentación territorial, la falta de representación efectiva en ciertos sectores y la desconexión entre los incrementos salariales y la productividad.

Productividad y sostenibilidad salarial

A nadie se ele escapa que la clave para una mejora salarial sostenible está en la productividad. Sin embargo, la productividad real por hora trabajada en España apenas ha crecido un 0,7%, y sigue un 2,3% por debajo del nivel de 2019. Esta realidad limita el margen de mejora salarial estructural.

Un SMI desvinculado de la evolución de la productividad genera tensiones: en 2025, España tendrá el SMI proporcionalmente más alto de la UE en relación al PIB por ocupado. En sectores como el comercio minorista, la hostelería o el transporte, donde las ventas han crecido muy por debajo del SMI, la presión sobre los márgenes se traduce en menor empleo y menor inversión.

Salario emocional y nuevas expectativas

En un entorno marcado por el teletrabajo, la flexibilidad horaria y la búsqueda de equilibrio vital, el salario emocional gana protagonismo. El bienestar, el desarrollo profesional, el propósito o la conciliación son ahora elementos tan valorados como la retribución monetaria.

El reto para las organizaciones es integrar estas nuevas demandas en sus políticas retributivas, con modelos más personalizados, equitativos y orientados a resultados. Esto implica también abordar de forma decidida la brecha de género, la transparencia salarial y la equidad interna.

Este Monitor de Salarios 2025 ofrece una radiografía exhaustiva de las tensiones, avances y retos que configuran el mapa retributivo de nuestro país. Los datos nos dicen que hemos mejorado, pero no lo suficiente. Que hemos avanzado, pero con desigualdades. Que el salario es mucho más que una cifra: es un espejo de nuestras fortalezas, nuestras carencias y nuestras prioridades como sociedad.

En un momento clave para el futuro del empleo, urge una reflexión estratégica y colectiva sobre cómo construir un modelo retributivo que combine justicia social, sostenibilidad económica y adaptación a los nuevos tiempos. Este informe es una invitación a ese debate.



Javier Blasco de Luna
Director, The Adecco Group Institute

  

 

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