Ahora viene el hecho no tan divertido. Las organizaciones todavía están luchando por descubrir cómo comunicarse con este gran segmento de trabajadores. Y ese es un problema bastante caro.
Cuando un empleado joven descubre que una organización no se comunica de la forma en que está acostumbrado, puede desconectarse más fácilmente y terminar yéndose. Por lo general, los Millennials no planean quedarse en un lugar por mucho tiempo si no están contentos. Por lo tanto, las empresas no deben limitarse a seguir con las prácticas de comunicación habituales.
Las empresas entienden el desafío al que se enfrentan. Simplemente no lo están abordando de la manera adecuada.
Hay una sensación de frustración porque los líderes se dan cuenta de que ha habido un colapso. Pero gran parte del problema se proyecta en el joven profesional. Las empresas están abdicando de su propia responsabilidad para tratar de arreglar este hecho. Las personas con más responsabilidad tienen que ser las que estén dispuestas a adaptarse. Cuando los líderes no hacen eso, hay fracaso.
Los millennials, según el Pew Research Center , son personas que nacieron entre 1981 y 1996. Las organizaciones a menudo esperan que este bloque de empleados interactúe con la información de la empresa exactamente de la misma manera que lo hacen las generaciones anteriores, pero eso no es así. El mundo ha cambiado profundamente debido a los avances en tecnología que utilizamos cada día.
Por ejemplo, los dispositivos móviles se han convertido en controles remotos virtuales de la forma en la que vemos el mundo. Esto afecta especialmente a los trabajadores más jóvenes que se han criado con tecnología digital. Por ejemplo, un estudio encontró que el 25% de los Millennials pasan al menos cinco horas al día enganchados a sus teléfonos inteligentes.
Por lo tanto, cualquier estrategia de comunicación de los empleados que no incluya la entrega de información personalizada dondequiera que estén conectados los trabajadores con esos dispositivos está muy atrasada. También está condenada al fracaso.
Puede ser un choque cultural si los millennials se encuentran en un entorno realmente controlado para la comunicación y tal vez ni siquiera puedan usar sus móviles. Sí, es posible que tengan que aprender a usar las herramientas autorizadas por la empresa, pero el desafío también es involucrarlos en esas herramientas. Las organizaciones también deberían invitarlos a mostrar cómo se pueden hacer mejor las cosas. Esta es una oportunidad para que la fuerza laboral Millennial revierta las tendencias de comunicación de los mentores porque están mucho más cerca de los avances tecnológicos.
En la actualidad, los millennials ya son una fuerza dominante dentro de las organizaciones. Pero si las empresas no conectan con ellos de la forma que ellos quieren, se fomentará un elevado aumento en la cifra de rotación de empleados.