II Observatorio trimestral del mercado de trabajo

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The Adecco Group Institute, junto al Instituto de Estrategia Legal en RRHH Cuatrecasas, publican hoy el II Observatorio trimestral del mercado de trabajo.

Contrataciones

Han pasado nueve meses desde la entrada en vigor de la reforma laboral y las cifras de crecimiento del empleo indefinido nos muestran la cara más exitosa de esta reforma, si bien la confirmada ralentización de nuestra economía puede que haya anticipado el agotamiento de los efectos de los cambios legislativos, a lo que se unen otras consecuencias indeseadas, sobre todo con relación a la creación de empleo neto y a la calidad del tipo de contratación en algunas modalidades.

El número de contratos iniciales desciende hasta situarse en 1.190.884 para el mes de agosto (-22,1% intermensual; -12,64% interanual), de los cuales, 770.060 son contratos temporales (-20,55% intermensual; -40,23% interanual) y 420.824 son indefinidos (-24,75%intermensual; +463,97% interanual). La reducción en la contratación inicial afecta especialmente a los más jóvenes (16-19 años), tanto a nivel intermensual (-39,94%) como al comparar con los datos del año anterior (-25,68%). Además, se reduce en mayor medida para las mujeres (-24,56% intermensual) frente a los hombres (-19,03% intermensual). Sin embargo, son ellos los más afectados a nivel interanual (-13,67% frente a -10,2%).

Si nos centramos en los contratos temporales, cabe destacar que los de formación en alternancia caen hasta 1.901 (-40,7% intermensual) y los de obtención prácticas profesionales hasta 3.865 (-54,86%). Al focalizarnos en la duración media de los contratos, el 41,24% (+6,87 p.p. intermensuales) duran un mes o menos, y el 21,86% duran una semana o menos (+2,17 p.p. intermensuales). Al comparar los datos para el segundo trimestre de 2022, la duración media es de 45,63 días, la cifra más baja desde el segundo trimestre del año 2006.

Introducción al II Observatorio trimestral del mercado de trabajo

Adentrados ya en el noveno mes tras la reforma laboral y a punto de finalizar el verano, parece que nos encontramos en disposición para esbozar algunas evidencias, y no pocas incertidumbres, con relación a nuestro mercado de trabajo.

A nadie se le escapa que asistimos a un preocupante cambio en el escenario económico, que ya afecta a todos los países del mundo, y en particular al nuestro, donde al continuo reajuste a la baja en las previsiones de crecimiento del PIB (4,2% y 2,5% para 2022 y 2023, respectivamente) se le une la dificultad de encajar los datos de empleo con los de la contabilidad nacional.

En efecto, las horas trabajadas siguen creciendo a mayor ritmo que el PIB, lo que no sabemos si se expli-ca por la reciente revisión a la baja del PIB de 2019 y 2020, y al alza en el 2021 hasta el 5,5% (INE) o porque nuestro problema de productividad sigue in crescendo.

Hablemos o no de recesión a la vuelta de la esquina, muchas de las variables (aumento de tipos de interés, efectos en consumo, inversión, exportaciones, evolución del PMI, etc.) apuntan a un otoño caliente y a que nos mantengamos en cifras de desempleo en torno al 13% hasta bien entrado el 2023.

Según datos recientes de Eurostat, España ha sido el país con la peor evolución del empleo en el segundo trimestre de 2022 (-1,1%), frente al promedio del +0,4% de los países de la Unión Europea.

La inflación nos va a acompañar durante un tiempo pese a las dolorosas recetas que se nos vayan imponiendo, sobre todo el alza de tipos de interés, y el presupuesto de la curva de Phillips (relación Inversa entre desempleo y aumento de los salarios) no parece vaya a funcionar en este nuevo entorno.

De los objetivos de la reforma laboral, es el de impulsar el empleo indefinido y controlar la contratación de du-ración determinada el que muestra indudables señales de consecución, lo que no quiere decir que no venga acompañado de algunas externalidades negativas.

Así, a finales de agosto, el 35,34% de los contratos iniciales son contratos indefinidos (40% en el mes de abril), de los cuales, el 38,32% son fijos discontinuos, representando estos por tanto un 13,54% del total de la contratación.

Si nos retrotraemos a la imagen anterior a la reforma, donde la proporción 90-10 (contratos temporales frente a contratos indefinidos) de cada 100 contratos iniciales, con el tiempo se convertían en una proporción inversa 25-75, lo cierto es que ahora esos “vasos comunicantes” no funcionan igual, y en la próxima EPA veremos cuál es la “foto estática” de la proporción temporales / indefinidos de nuestra población ocupada. La actual proporción inicial 65-35 ya es un éxito en los contratos iniciales, pero parece que el modelo actual tiene amplias áreas de mejora.

La reforma laboral parece que ha propiciado un mercado de trabajo más estable, pero menos flexible, y podemos encontrarnos junto al efecto conversión, con un efecto “contención” del empleo indefinido fundamentado en esa normativa y una posible, y posterior, “burbuja” del mercado de trabajo, que nos arroje un saldo final de ocupación y calidad en el empleo no deseado.

De momento y como anticipábamos, las horas trabaja-das siguen incrementándose, y ya no puede achacarse a la incorporación a tiempo completo de aquellos trabajadores que estaban en ERTE de reducción de jornada.

La crisis económica nos exige más flexibilidad que nunca, y las empleadoras necesitan un marco regulador más alineado con entornos cada vez más complejos e inciertos. Tampoco parece razonable que las Administraciones Públicas sigan liderando la temporalidad de nuestro país, máxime cuando hasta antes del verano tenían un ritmo de crecimiento en la contratación además de ajeno a la evolución de la economía- mayor que el del sector privado.

Pero lo cierto es que las empresas están “jugando” el único partido que les permite el estrecho margen que les brinda la normativa laboral. Las rigideces en la contratación temporal han llevado a que el contrato para las circunstancias de la producción, pese a crecer hasta el 52,4% de la contratación inicial, venga acompañada de una menor duración de estos, y esta es una constante histórica que no la ha conseguido modificar la reforma laboral.

Amplía la información descargándote el II Observatorio trimestral del mercado de trabajo.

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