The Adecco Group lanza hoy el “XI Informe Trimestral Predicciones del Mercado de Trabajo”. A continuación, os dejamos parte de la introducción a dicho informe y os animamos a descargarlo para tener toda la información a mano.
Un crecimiento económico moderado pero desigual
A punto de cerrar el primer semestre de 2025, la economía española se encuentra en una fase de crecimiento moderado, sostenida por el buen comportamiento del empleo y la fortaleza relativa del consumo interno, pese a una desaceleración progresiva en algunos indicadores clave. Los datos del primer trimestre reflejaron una expansión del PIB del 0,6% trimestral y del 2,8% interanual, cifras que si bien consolidan la recuperación iniciada tras la pandemia, apuntan a una pérdida de dinamismo respecto a ejercicios anteriores. Este crecimiento se ha visto impulsado principalmente por la demanda interna, que aportó 3,2 puntos porcentuales al crecimiento interanual, mientras que la demanda externa restó 0,4 puntos. La previsión de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) se sitúa en torno al 2,3%-2,5% para el conjunto del año, lo que posiciona a España por encima del promedio de la eurozona. Sin embargo, la economía da señales claras de desaceleración y enfrenta importantes retos estructurales y coyunturales.
El consumo privado y la inversión en bienes de equipo muestran un dinamismo más limitado, reflejando una confianza empresarial aún contenida. Las exportaciones crecieron un 1%, impulsadas por el sector servicios (+3,5%), especialmente el consumo de no residentes y los servicios no turísticos, que han mostrado una evolución más favorable de lo previsto. En cambio, las exportaciones de bienes cayeron un 0,3%.
El mercado laboral: luces y sombras en la recuperación
En este contexto, el mercado laboral mantiene una evolución positiva, aunque con matices. La ocupación continúa creciendo en términos absolutos, y la afiliación a la Seguridad Social se mantiene por encima de los 21 millones de trabajadores. No obstante, se observa una cierta desaceleración en el ritmo de creación de empleo, especialmente en algunos sectores como la industria y la construcción, mientras que el sector servicios sigue liderando la generación de puestos de trabajo. La tasa de paro, aunque en descenso progresivo, se mantiene en cifras elevadas en comparación con el entorno europeo, con una previsión media del 10,5% para 2025. Además, persisten problemas de fondo como la inestabilidad de los contratos, el desajuste entre oferta y demanda de cualificaciones, y los bajos niveles de productividad en determinados segmentos del tejido empresarial.
El empleo en términos de puestos equivalentes a tiempo completo aumentó un 0,9% trimestral, si bien las horas trabajadas disminuyeron un 0,5%, lo que refleja una cierta pérdida de intensidad en la actividad productiva. Estas cifras ponen de manifiesto la necesidad de reforzar la calidad del empleo y avanzar en la mejora de la productividad como pilares de un crecimiento sostenido.
Durante los primeros meses del año, el empleo ha mostrado signos de fortaleza con una afiliación que ha crecido un 0,6% respecto al trimestre anterior, y con un comportamiento positivo de la ocupación en sectores como la educación, los servicios sociales, la sanidad y el comercio. El sector educativo ha registrado un aumento destacado de empleo desde 2019, debido a la expansión de las universidades privadas y el auge de la demanda de formación especializada. En cambio, el empleo en la industria manufacturera y en actividades vinculadas al transporte y la logística ha mantenido una trayectoria más contenida, e incluso regresiva en algunas regiones. El número de parados ha descendido levemente, aunque con un repunte en los parados de larga duración y entre jóvenes, lo que evidencia la necesidad de políticas más focalizadas en empleabilidad y recualificación.
Por comunidades autónomas, los mayores avances en la afiliación se concentran en Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía, mientras que regiones con mayor dependencia del sector primario o menor dinamismo industrial presentan registros más estancados. También se constata una brecha persistente en la calidad del empleo, con tasas de temporalidad y parcialidad superiores a la media nacional en sectores feminizados o de bajo valor añadido. El País Vasco, por ejemplo, ha logrado reducir su tasa de paro hasta el 7,7% tras la creación de más de 11.000 nuevos empleos en el primer trimestre, demostrando una dinámica más favorable que la media nacional.
Factores de presión e incertidumbre externa
El escenario internacional introduce una elevada dosis de incertidumbre en las perspectivas económicas. La intensificación de la guerra comercial entre las grandes potencias económicas, el repunte del proteccionismo y la volatilidad de los mercados financieros suponen un riesgo significativo para una economía tan abierta como la española. Las tensiones arancelarias, especialmente con Estados Unidos, podrían tener efectos indirectos sobre las exportaciones, la inversión empresarial y el ánimo inversor. A ello se suma el impacto potencial de la inestabilidad política en algunos socios clave de la Unión Europea, la persistencia de conflictos armados en varias regiones del mundo y la incertidumbre sobre la evolución de los tipos de interés y de la inflación.
A pesar de estas amenazas externas, el consumo interno se mantiene como el principal soporte del crecimiento, apoyado en una mejora de la renta disponible de los hogares, una tasa de ahorro elevada y una progresiva recuperación de la confianza de los consumidores. El repunte de la inflación observado en 2024 ha comenzado a moderarse, con previsiones en torno al 2,3% en media anual para 2025, lo que podría aliviar la presión sobre los tipos de interés y favorecer el acceso al crédito tanto para hogares como para empresas. No obstante, los costes laborales unitarios siguen creciendo por encima del ritmo de mejora de la productividad, lo que plantea dudas sobre la sostenibilidad de la competitividad a medio plazo.
Desafíos estructurales y perspectivas de transformación
En el ámbito demográfico y social, uno de los factores más relevantes para la evolución del mercado de trabajo es la incorporación de población extranjera a la fuerza laboral. El incremento de la población activa en los últimos años se ha debido, en buena medida, al crecimiento de la inmigración, que ha aportado dinamismo y ha permitido cubrir vacantes en sectores como la agricultura, la hostelería, los cuidados y la construcción. Esta tendencia continuará en 2025, en un contexto de envejecimiento poblacional y necesidad de mano de obra en sectores clave para la transición ecológica y digital.
Al mismo tiempo, la transformación digital de la economía española sigue avanzando, impulsando cambios profundos en el modelo de negocio de muchas empresas, en la organización del trabajo y en las habilidades demandadas por el mercado. Esta transición exige una adaptación ágil del sistema educativo y de formación profesional, así como de las políticas activas de empleo, para evitar que amplios colectivos de trabajadores queden rezagados.
Perspectivas para el segundo semestre de 2025
De cara al segundo semestre del año, se espera que el crecimiento del PIB mantenga una senda moderada, apoyado en el buen comportamiento del empleo, el dinamismo del sector servicios y una posible mejora de la inversión, si se consolida la estabilidad económica global. Las previsiones apuntan a un cierre de ejercicio en torno al 2,3% de crecimiento anual, con una inflación contenida y un consumo privado que podría recuperar parte de su impulso gracias a la evolución positiva de los salarios reales.
El turismo volverá a desempeñar un papel destacado, especialmente en los meses de verano, con una demanda sostenida por parte de visitantes europeos y americanos. Este sector, junto con la recuperación parcial de la construcción residencial en ciertas zonas urbanas, podría aportar un refuerzo adicional al empleo en el tercer trimestre. No obstante, habrá que estar atentos a posibles tensiones en los precios de la energía y su impacto sobre la competitividad de la industria.
En materia de empleo, el reto principal será consolidar las mejoras observadas y extenderlas a los colectivos más vulnerables, incluyendo jóvenes, mayores de 55 años y personas con baja cualificación. También será clave avanzar en la calidad del empleo generado, favoreciendo la contratación estable. La ejecución efectiva de los fondos europeos, especialmente en proyectos vinculados a sostenibilidad, digitalización y formación, podría marcar una diferencia en la configuración del mercado de trabajo del futuro.
En definitiva, España sigue encarando el año 2025 con una economía que, pese a su solidez relativa, no está exenta de riesgos ni de desafíos. El mercado laboral evoluciona en un entorno cambiante, donde los factores demográficos, tecnológicos y medioambientales redefinen constantemente las necesidades de empleo y los perfiles demandados. Por ello, el seguimiento sistemático y riguroso de los principales indicadores laborales resulta fundamental para interpretar correctamente las tendencias en curso y orientar las decisiones que marcarán el futuro del trabajo en nuestro país.
Javier Blasco de Luna
Director, The Adecco Group Institute
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