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El riesgo psicosocial del trabajador hiperconectado

Seguramente hayas escuchado aquello de que no estamos en una era de cambios sino en un cambio de era. Y es que nuestro mundo y por lo tanto nuestras vidas, han cambiado más en los últimos 20-30 años que en toda la historia de la humanidad. No es para nada exagerado afirmar que somos la generación que más cambios estamos viviendo y además, unos cambios que se producen a una velocidad de vértigo pues aún no hemos asimilado una innovación cuando ya está a punto de llegar la siguiente.

Esto por supuesto ha conllevado innumerables mejoras, avances y sobre todo nos ha hecho la vida mucho más cómoda. De tal forma que hoy en día podemos hacer prácticamente cualquier cosa con un dispositivo que pesa apenas 200 gramos. Sí, como podrás imaginar me estoy refiriendo al smartphone.

Phono sapiens

Comenzaba las primeras líneas de este artículo hablando sobre la innovación constante que estamos viviendo en este capítulo concreto de la historia de la humanidad. Pues bien, la irrupción del smartphone ha ocasionado una disrupción de tal calibre en la forma en nuestro modo de vida que se considera el mayor hito del ser humano junto a la invención del fuego. Tal es así que nuestra especie ya tiene nombre propio: el ‘phono sapiens’.

Y a pesar de la revolución que ha supuesto el smartphone en nuestras vidas y la cantidad de beneficios y comodidades que nos ha traído también hay una cara menos amable, una cara con una serie de riesgos de índole psicosocial en lo que se ha denominado ‘síndrome del trabajador hiperconectado’.

Seguramente seas una de esas personas que si un día sale de casa sin el móvil vuelva sobre sus pasos para cogerlo. O quizás voy más allá. Puede ser que directamente ni siquiera exista la posibilidad de que puedas salir de casa sin el móvil porque asegurarte de que lo llevas contigo se ha convertido en una rutina antes de cerrar la puerta de casa.

Esto no es de extrañar ya que si algo persigue y necesita el ser humano en su vida es tener sensación de seguridad. Y esta sensación de seguridad nos la aporta precisamente la hiperconectividad: si me quedo tirado con el coche puedo llamar a la grúa, si le pasa algo a un familiar estoy localizable, si entra un mail del trabajo importante lo puedo consultar, si necesito información la puedo consultar al instante…

Riesgos de la hiperconectividad

Tecno-estrés

Sin embargo, esta hiperconectividad tiene una serie de efectos desde el punto de vista psicosocial como puede ser el tecno-estrés que no es más que ese estado no placentero de activación fisiológica en el cual se incrementa la tensión y preocupación por la utilización de algún dispositivo electrónico basado en las tecnologías de la información y comunicación (comúnmente llamadas TICs), lo cual se traduce en temor, sensaciones de incapacidad, actitudes escépticas y rechazo a su utilización.

Tecno ansiedad

Muy ligado al tecno estrés se encuentra la tecno ansiedad que hace referencia a ese cansancio mental surgido como consecuencia de la exposición a las tecnologías de manera constante y prolongada y que se manifiesta a través de sentimientos de inhabilidad para operar eficazmente, así como inseguridad y dificultad para asimilar la información percibida.

No hay que olvidar que la pandemia ha generalizado el teletrabajo como modelo de trabajo y con ello también ha aumentado exponencialmente los procesos de tecno-estrés sufridos por los trabajadores. No en vano, según un estudio recogido en el informe de ObservaPRL.org el 65% de los trabajadores refiere encontrar muchos obstáculos trabajando con las TICs.

Brecha digital

Tampoco hay que olvidar la brecha digital que se da entre aquellos trabajadores con más destreza en el uso de dispositivos electrónicos y aquellos que no la tienen. Esta circunstancia suele darse, aunque no siempre, en aquellos trabajadores de más edad y que se han visto obligados a adaptarse al uso de las nuevas tecnologías en la última etapa de su vida laboral. Son lo que a menudo se denominan ‘analfabetos digitales’ lo que les lleva a tener un sentimiento de exclusión y de sentirse poco útil en ese contexto. Y esta cuestión no es baladí porque según un estudio de la campaña ‘Levanta la cabeza’ del Compromiso Atresmedia, un 43% de los españoles carecen de competencias digitales básicas.

Ciber acoso

Otra de las coyunturas proveniente de la hiperconectividad es el ciber-acoso laboral. Se habla de él como un riesgo emergente pero en realidad no es más que el acoso laboral tradicional pero potenciado y acentuado por la hiperconectividad que ofrecen hoy en días las nuevas tecnologías. ¿Qué se puede entender por ciber-acoso laboral? Se trata de todas aquellas conductas transmitidas a través o mediante un smartphone basadas en distribuir rumores falsos, difusión de fotos o vídeos privados, creación de perfiles falsos de la víctimas en redes sociales o enviar mensajes intimidatorios u ofensivos a la víctima, entre otras.

El tipo de acoso tradicional antes de la irrupción de la hiperconectividad empezaba y terminaba, normalmente, con la jornada laboral. Hoy en día es difícil determinar cuándo empieza y cuándo termina el ciber-acoso porque se puede producir en cualquier momento del día y cualquier día de la semana sumado, además, el altavoz y difusión que ofrecen hoy en días las aplicaciones de mensajerías y las redes sociales. Esto puede conllevar a la víctima a sufrir diferentes daños psicológicos como ansiedad, ataques de pánico, depresión e incluso, en los casos más graves, el suicidio.

Desconexión digital

Para terminar, y dado que estamos en plenas fechas vacacionales, hablemos de la desconexión digital. En un mundo cada vez más hiperconectado resulta cada vez más difícil desconectarse por unos días. La tentación de consultar el mail del trabajo durante nuestras vacaciones por el temor de no saber si hay algún mail importante pendiente de responder, entrar al grupo de whatsapp de los compañeros de trabajo o recibir una llamada de tu jefe durante esos días, muchas veces nos lleva a que ni siquiera durante esos pocos días de disfrute y ocio total que tenemos en vacaciones podamos desconectar del trabajo. La inmediatez, el ‘always on’, la respuesta rápida, la fácil accesibilidad o la sensación de control total que nos proporciona la hiperconectividad son grandes enemigos de nuestro descanso, a pesar de que cada vez más empresas recogen en sus convenios el derecho a la desconexión digital, no teniendo el trabajador por qué leer ni responder a correos o comunicaciones fuera del horario laboral.

Sin ninguna duda, las nuevas tecnologías nos ofrecen un mundo de posibilidades, nos han cambiado (en su mayoría) la vida a mejor y nos permiten cosas que eran impensables hace unos pocos años. Sin embargo, el panorama laboral avanza de forma paralela con la sociedad y se estima que en el futuro más inmediato la mayor parte de los puestos de trabajo van a estar, de una forma u otra, digitalizados. Es por ello que debemos tender hacia una digitalización sostenible, que sea segura, responsable, universal y sobre todo inclusiva.


  Carlos Maya
 Health & Security Specialist, Fraternidad-Muprespa

  

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